BIENVENIDA
Inicié este blog como posible escaparate de la grave situación que vivimos los profes de religión durante el curso 2008-09 (de ahí la noche de fondo en la cabecera).
Más tarde pasé a dedicarlo a reflexiones sobre nuestra labor como docentes y a la educación en general.
A fecha de mayo de 2016 andamos de nuevo liados, con decretos de la Junta de Extremadura que nos pueden hacer mucho daño como trabajador@s suyos que somos. Vuelvo a recoger escritos relacionados con nuestro conflicto, que parece eterno y que siempre resulta contaminado de ideología en los debates, no tanto en las realidades de los centros.
En mi dirección nanemarin@gmail.com podéis comentar las realidades concretas (tanto avances como problemas) de cada uno y las colgaré aquí mismo.
Seguiré de todos modos recogiendo textos, enlaces, vídeos pillados de aquí y allá y reflexiones mías-nuestras relacionadas con nuestra tarea educativa.
Ánimo.
jueves, 1 de diciembre de 2011
jueves, 9 de junio de 2011
Interesante reflexión de Antonio R. de las Heras
la megalópolis de Internet necesita la escala humana de los barrios
El uso de la metáfora de la ciudad para visualizar la Red es tentador.
Todo lo que encontramos en una gran ciudad
lo podemos hallar también en el mundo virtual de la Red.
Bibliotecas, bancos, cines, tiendas, escuelas y universidades, administraciones...
lugares de libre acceso
y lugares de entrada previo pago.
Calles por donde transita la gente,
parques y plazas donde se encuentra y conversa,
y lugares de privacidad,
como las viviendas,
en donde lo que haces no lo muestras públicamente,
y lo proteges bajo llave.
Ha habido, como en la ciudad,
una intensa migración
(aquí no del mundo rural al urbano,
sino del analógico al digital),
y sigue el movimiento.
Es normal que en la Red
mucha gente se encuentre igual que cuando se llega a una gran ciudad:
desorientada y recelosa;
estimulada por tantas ofertas en ella contenidas,
pero a la vez con el vértigo de un espacio urbano inabarcable.
Hay lugares acogedores y confiables,
y calles poco recomendables.
Y es natural también
que se cuide de los niños,
que salen acompañados,
y haya preocupación por adónde van los adolescentes.
Los potentes buscadores en Internet
son como el servicio de transporte urbano,
que si lo sustenta una buena red
puede llevar a la persona a cualquier punto de la ciudad.
Pero el habitante de la gran ciudad
se encontrará plenamente instalado
cuando sienta que la ha acomodado a su escala.
Esa es la función del barrio.
La persona tiene a su alcance lo que regular y frecuentemente necesita,
y es reconocida por el vecindario.
La Red tiene abierto este proceso para que la megalópolis no engulla al ciudadano.
Que pudiendo llegar a cualquier lugar de la inmensa ciudad,
se tenga un entorno cotidiano próximo,
reconocible, manejable.
Y este proceso marcará los próximos pasos evolutivos de la Red.
Para ello hay que aceptar tener una imagen especular,
cada vez más fiel,
al otro lado de la pantalla.
De tal manera que cuando se entre,
sea reconocido y se cree el entorno adecuado
en donde se muestre lo que necesita,
y nada más que eso,
sin que por ello se le prive de llegar a cualquier otro punto.
Sólo con esta evolución de la Red,
basada en la especularidad http://bit.ly/lVaiYo,
no presentará serias disfunciones en un futuro muy próximo.
Y OTRA
martes, 8 de febrero de 2011
martes, 26 de enero de 2010
Arte Paleocristiano
Arte Paleocristiano
martes, 17 de noviembre de 2009
Lo más básico: la materia prima.
Pues bien, resulta que la materia prima ya no es lo que era (eso han dicho los mayores de todas las épocas respecto de los que vienen detrás, a los que tienen que educar). Y al fin y al cabo, los jóvenes no son sino el producto de la sociedad en la que les hacemos crecer, con sus valores y sus miserias.
Y quizá nos pasa a muchos de los que nos dedicamos a estas labores que no sabemos qué materia prima tenemos delante, no sabemos más que por aproximación (en muchos casos muy tópica) qué jóvenes son los de ahora. Como consecuencia quizá tampoco sabemos qué lenguaje hablarles para que nos entiendan (y atiendan, sí) y, sobre todo, para que les interese lo que les contamos y les interese contarnos lo suyo, que también tiene que estar en la educación.
Tenemos unos jóvenes* más rápidos y listos que nunca, pero poco protagonistas y con muchas dificultades para comprometerse en procesos largos, que necesitan experiencias intensas que marquen sus vidas.
Jóvenes faltos de ideologías o metas a largo plazo, pero que valoran lo afectivo, lo cercano y vivencial, y que necesitan por tanto un lenguaje claro, experiencial y narrativo.
Jóvenes muy satisfechos y comodones, víctimas del "efecto gusanito" (que mata el hambre del buen jamón con sucedáneos de felicidad) pero que necesitan encontrarse y compartir, vivir en red, experimentar la "comunión".
Y por último, jóvenes con unos referentes muy de cartón piedra (los triunfitos o Los Simpson se desmigajan a poco que se les rasque), que necesitan compañeros -referentes adultos o no tanto- de camino que les acompañen desde la autenticidad, no desde la imposición.
Quizá con esto nos podamos ir planteando un buen cambio de chip a la hora de acercarnos a nuestra materia prima y a la hora de programar lo que queremos transmitir en nuestra asignatura.
Pues nada, a jugaaaaaaaaaar.
* Extraigo y comento estas características del documento "Cambio de chip: el joven de hoy y el animador que requiere" de la Delegación Diocesana de Pastoral con Jóvenes de Mérida-Badajoz.
domingo, 7 de junio de 2009
En la muerte de Benedetti
"... no pretendo que nadie me encuaderne
quiero pensar en rústica..."
martes, 2 de junio de 2009
NO ES VERDAD (Manifiesto pedagógico)
y que merece la pena leer para que nos haga pensar las cosas un poco al margen de los tópicos que oimos en los pasillos, bares y parques.
El esquema es:
- No es verdad que en la escuela española actual predomine un modelo de enseñanza diferente al tradicional
- No es verdad que en la escuela española hayan bajado los niveles de exigencia
- No es verdad que los alumnos y alumnas de ahora sean peores que los de antes
- No es verdad que los docentes españoles tengan un exceso de formación pedagógica y un déficit de formación en contenidos
- La escuela y la universidad necesitan un cambio
1. Centrada en los estudiantes y en su desarrollo integral (corporal, intelectual, social, práctico, emocional y ético).
2. Con contenidos básicos vinculados a problemáticas relevantes de nuestro mundo, buscando la calidad frente a la cantidad, la integración de materias frente a la separación.
3. Con metodologías investigativas que promuevan aprendizajes concretos y funcionales, al mismo tiempo que capacidades generales como la de aprender a aprender. Donde el esfuerzo necesario para aprender tenga sentido.
4. Con recursos didácticos y organizativos modernos y variados. Una escuela que utilice de forma inteligente y crítica los medios tecnológicos de esta época.
5. Con formas de evaluación formativas y participativas que abarquen a todos los implicados (estudiantes, docentes, centros, familias y administración), que impulsen la motivación interna para mejorar y que contemplen a las personas en todas sus dimensiones.
6. Con docentes formados e identificados con su profesión. Mediadores críticos del conocimiento. Dispuestos al trabajo cooperativo y en red. Estimulados para la innovación y la investigación.
7. Con una ratio razonable y con profesorado ayudante y en prácticas. Con momentos para diseñar, evaluar, formarse e investigar.
8. Con un ambiente acogedor, donde los tiempos, espacios y mobiliarios estimulen y respeten las necesidades y los ritmos de los menores.
9. Cogestionada con autonomía por toda la comunidad educativa. Que promueva la corresponsabilidad del alumnado. Comprometida con el medio local y global.
10. Auténticamente pública y laica. Con un marco legal mínimo basado en grandes finalidades y obtenido por un amplio consenso político y social.
No estamos planteando un espejismo. Hay docentes, estudiantes, padres y madres que están haciendo realidad esta escuela en muchos sitios, también entre nosotros. El que deje de ser testimonial requiere voluntad política, compromiso social y visión a largo plazo, como han demostrado otros países. Por eso, frente a la enseñanza tradicional que padecemos, afirmamos que:
Otra escuela es necesaria, ya existe y es posible.
viernes, 24 de abril de 2009
Analfabetos en religión
REYES Mate ( Filósofo e investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas)
Ha saltado la alarma social al descubrirse entre la juventud española un crónico analfabetismo religioso propiciado por el propio sistema educativo. Los jóvenes no saben de Adán y Eva y así no hay manera de que comprendan la grandeza de La Creación pintada por Miguel Ángel en La Capilla Sixtina; no conocen la liturgia de difuntos y por eso no pueden estremecerse con el Requiem de Bizet; no han leído el evangelio de Lucas y nada les dice el Oratorio de Navidad de Bach: no les han contado la Historia Sagrada y así no hay manera de leer el libro abierto que son las catedrales medievales; no pueden descifrar la estremecedora Leyenda del Gran Inquisidor, de Dostoievski, porque nadie les ha presentado al Nazareno.
Lo que preocupa no es la descristianización del país, sino la deshumanización de las nuevas generaciones. La descristianización puede preocupar a la Iglesia porque disminuye el número de fieles, que siempre serán una minoría ya que la fe no se adquiere sino que se recibe. Caso distinto es el de la deshumanización, es decir, la pérdida de valores individuales y sociales, siempre asociados a una cultura, en el caso de España vinculada al judeocristianismo, y que se transmite a través del arte, de la literatura o de la filosofía. No es sólo un problema de ignorancia estética, sino también de ética.
RECONOCER la significación cultural de la religión no quiere decir que haya que despedir al sentido crítico en su tratamiento. La religión ha promocionado valores y los ha negado. La tolerancia, por ejemplo, hubo que conquistarla combatiendo pretensiones teocráticas, pero hasta en sus críticos hay huellas de la tradición religiosa. El mismo Voltaire, que afirmaba, con razón, que "la paz llegó a Europa cuando los estados dejaron de hacer teología", sintió la necesidad de escribir La Plegaria a Dios para recordar a sus contemporáneos que "los hombres son hermanos". Así de compleja ha sido la historia. La Revolución Francesa, que saqueó iglesias y conventos en nombre de la igualdad, libertad y fraternidad, sabía que esos principios no los había inventado ella, sino tomados de una tradición anterior profundamente marcada por el cristianismo. Esta situación de ignorancia religiosa ha sido el resultado de dos causas mayores. En primer lugar, la persistencia de un laicismo más propio del siglo XIX que del siglo XXI. Se entiende que el socialismo, nacido en un contexto político reaccionario, tuviera que hacer gala de un beligerante anticlericalismo para defender sus valores emancipatorios. Pero se engaña si piensa que la justicia social puede sostenerse a largo plazo sin un cultivo social de la virtud cardinal de la justicia, como dice ahora el filósofo alemán Jürgen Habermas. En una de sus últimas entrevistas, Ramón Rubial, un hombre íntegro que fue largo tiempo presidente del PSOE, decía que dos principios habían guiado su vida: la lucha por la justicia social y no pisar una iglesia. Lo que no sabía quizá es que el concepto de "justicia social" no viene del marxismo, sino de la doctrina social de la Iglesia, de esa Iglesia que él nunca había pisado. Claro que las cosas han cambiado en el socialismo: se reconoce el lugar de la religión en la sociedad, se financian sus centros escolares con dinero público, se restauran sus monumentos y se atiende a sus necesidades básicas a través de los presupuestos del Estado. Pero late la sospecha de que nada se espera de la religión. Se la respeta por su fuerza social, sin que esa izquierda política vea en ella contribución positiva de cara a una sociedad más justa o más libre. El socialismo recela de la Iglesia de la misma manera que la Iglesia del socialismo.
LA OTRA CAUSA
hay que buscarla en la propia Iglesia más atenta a sus intereses corporativos que a los generales. ¿Qué es lo que ha movilizado a la Iglesia española en democracia?: el divorcio, la financiación de la escuela privada, el tratamiento de la clase confesional de la religión o el aborto, todos asuntos muy legítimos que tienen que ver con su mundo. Le preocupa lo suyo y lo de los suyos, no lo que es conveniente a todos. Y esto vale también para la religión. En el primer gobierno de Felipe González, José María Maravall, ministro de Educación, planteó una carrera en ciencias de las religiones para que se formaran en la universidad pública futuros profesores de religión que pudieran impartir esa materia con rigor académico y sin ataduras eclesiásticas. Los obispos se encargaron de echar abajo el proyecto pues intuyeron que eso podía llevar a una asignatura de religión general y obligatoria pero sin su control. Esa es realmente la asignatura pendiente de la democracia española.
Hace mal el socialismo en particular, y la izquierda española en general, en confundir la significación de la religión con el papel de Rouco Varela. Jerarcas como el cardenal de Madrid libran su particular batalla por el poder, aunque se pongan estupendos. Que no se esté de acuerdo con sus reivindicaciones políticas, no debería llevar a desentenderse de la religión, y esto en provecho de la política. Ya Theodor Adorno dejó escrito que "las tradiciones han perdido quizá su sentido pero tan pronto como se apaga una, se da un paso decidido hacia la inhumanidad".
Artículo de "ElPeriódico.com" de 24 de abril de 2009
martes, 14 de abril de 2009
Maestros y discípulos
Uno. «El maestro es tal porque, aun afirmando sus propias convicciones, no quiere imponérselas a su discípulo; no busca adeptos, no quiere formar copias de sí mismo, sino inteligencias independientes, capaces de ir por su camino. Es más, es un maestro sólo en cuanto que sabe entender cuál es el camino adecuado para su alumno y sabe ayudarle a encontrarlo y a recorrerlo, a no traicionar la esencia de su persona». Un verdadero maestro nunca se deja llevar por «la retórica de la transgresión tan cara a los espíritus banales, que creen afirmar su propia originalidad tirando desperdicios por la ventanilla sólo porque lo prohíbe un rótulo», y sabe tratar a sus alumnos «sin altivez ni miramiento, corrigiéndoles y haciéndose corregir por ellos, sin buscar la falsa confianza que impide dicha relación».
Dos. «Contar con auténticos maestros es una suerte extraordinaria, pero también es un mérito, porque presupone la capacidad de saberles reconocer y saber aceptar su ayuda; no sólo dar, también recibir es un signo de libertad, y un hombre libre es quien sabe confesar su debilidad y coger la mano que se le ofrece».
Claudio Magris. «Maestros y alumnos». Utopía y desencanto – Historias, esperanzas e ilusiones de la modernidad